sábado, 11 de junio de 2016

NOCTURNO - José Asunción Silva



Oh dulce niña pálida, que como un montón de oro
de tu inocencia cándida conservas el tesoro;
a quien los más audaces, en locos devaneos
jamás se han acercado con carnales deseos;
tú, que adivinar dejas inocencias extrañas
en tus ojos velados por sedosas pestañas,
y en cuyos dulces labios —abiertos sólo al rezo—
jamás se habrá posado ni la sombra de un beso...
Dime quedo, en secreto, al oído, muy paso,
con esa voz que tiene suavidades de raso:
si entrevieras en sueños a aquél con quien tú sueñas
tras las horas de baile rápidas y risueñas,
y sintieras sus labios anidarse en tu boca
y recorrer tu cuerpo, y en su lascivia loca
besar todos sus pliegues de tibio aroma llenos
y las rígidas puntas rosadas de tus senos;
si en los locos, ardientes y profundos abrazos
agonizar soñaras de placer en sus brazos,
por aquel de quien eres todas las alegrías,
¡oh dulce niña pálida!, di, ¿te resistirías?...


jueves, 5 de mayo de 2016

Recuérdame, chica del vestido blanco, porqué pestañeé contigo.
Hoy he vuelto a pensar en ti, y me ha costado respirar
Como si ahora me atragantase por la magia recibida, o por la falta de ella.
Sigo siendo ese idiota que prefiere presumir de haberte perdido que coger un peta
Sentarte en un banco cualquiera, y explicarte
Porqué me pesan tanto estas manos,
Porqué tengo miedo, porque tengo miedo
No es la primera vez que me oyes decirlo y es cierto
Estoy acojonado de hacerte preguntas, y no aparecer, ya, en tus respuestas.
Sigo dándole vueltas a todo, chica del vestido blanco
Cuando me decías que siempre estarías en mí, te juro que me imaginé otra cosa.
No perdiste las alas ni en mitad de la huida
Nunca dejaste de ser exacta
Ni siquiera al enamorarte de nuevo
Ni siquiera al aceptar mi propuesta de distanciarnos
Absurda, por cierto, ahora que la veo.
No sé en qué momento pudo parecerme buena idea no saber de ti
A pesar de nunca estar a tiempo, a la hora de la verdad
Nunca me pierdo el inmortal estado ‘en línea’ en todas las redes
En las que no terminamos de borrarnos, por pánico
Orgullo, o, quiero pensar, por si algún día
Recordamos qué nos dejamos sin decir
De qué nos arrepentimos, qué no volveríamos a hacer
Y, por fin, nos damos cuenta de lo estúpidos que fuimos
Colgando el hábito, y la espada
En la pared de una habitación que ya
Nunca iba a ser la nuestra.
Nosotros, que tuvimos tantas.
Me siento como otro muchacho más echando de menos cuando no debe,
Otro pequeño llorando solo en una esquina con las rodillas destrozadas
Tras su primer viaje en bici sin las ruedas de atrás
Como aprender a saltar al vacío sin paracaídas
Como acabar en un naufragio sin saber, apenas, nadar.
Jamás pensé que fuera a doler tanto
Dime, si la esperanza es lo último que se pierde ¿qué
Cojones
Perdimos,  nosotros
Primero, chica del vestido blanco?
Dime ¿qué opciones tuvimos si desde el principio fuimos dos ceros soñando con sumar?
¿A qué turbio titubeo debo agarrarme ahora que no me bebo tus cantos de sirena?
¿Qué clavo ardiendo no va a apagarse cuando no estés?
Dime, chica del vestido blanco
Cómo voy a lucir este traje de luto bajo trinchera
Si la única guerra que merecía la pena eras tú.
Dime cómo hago ahora para quedarme con la poesía
Si te llevaste todos los poemas.
Lo hemos hecho tan mal, que cientos de efectos mariposa
Deben estar maquinando colocarnos en un bar para decirnos, con la boca llena de rabia
Todo lo que nos ha quedado pendiente
Para decirte, chica del vestido blanco:
¿Por cuántas cervezas me canjeas un para siempre esta noche?
¿Cuántos equilibrios tengo que hacer, sobre estos dedos, para que me creas?
Dímelo, no tengo las manos para otra cosa.
Quédate, y hagamos de estas horas, un racimo de sueños
Déjame verte sonreírme con los ojos una vez más
Ignora a tus amigos, sabes de sobra que, el mar, no cabe en ninguna caracola
Deja que me asegure de que aún puedo hacer feliz a quien siempre se lo ha merecido
Abramos de par en par las ventanas, no te concibo sin un poco de espectáculo
Y tápame la luna con tu silueta, no dejes que me  pierda ni un solo detalle.
No lo entiendes, chica del vestido blanco
Yo sólo venía a decirte que en este metro cuadrado de sudor aún cabemos los dos
Que bajo este sombrero no siempre llueve
Y que, si dejé un rastro de arena
Unas huellas grabadas en la tierra
 No pretendía hacerte daño
Era para que pudieras reconsiderar
Volver sobre tus pasos.

– Pablo Benavente.



lunes, 25 de abril de 2016

Débil.

Soy un hombre "fuerte"
Pero en realidad no soy más que fuertemente débil.

Soy tan débil que me derrito ante ti,
Por tu sonrisa, por tus abrazos,
Y cómo olvidar por lo profundo que puede llegar tu mirar.

Soy tan débil,
Que enceguezco ante un atardecer.
Soy tan débil,
Que me deslumbro ante una luna llena.
Soy tan débil,
Que ensordezco al escuchar una melodiosa armonía.
Soy tan débil,
Que enmudezco al intentar hablarte a media voz.


Pero a mi mente, duda alguna no le queda,
De que, a la tentación de tus labios,
Mi debilidad es aún mayor...


(Wilfer Zuluaga Aristizábal)


martes, 12 de abril de 2016

Hagamos un trato - Mario Benedetti

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.


Te espero - Mario Benedetti


Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentirme así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo....